Primero tamizamos la harina con las especias, es decir el jengibre molido, la canela, la nuez moscada y la sal.
Reservamos mientras batimos a velocidad media (con batidor de paleta) la mantequilla y el azúcar moreno, hasta integrarlas bien y que quede una especie de crema.
Luego añadimos la melaza y el huevo, seguimos batiendo hasta integrar todo muy bien.
Reducimos la velocidad a baja y agramamos la harina mezclada con las espacias. removemos un poco para que no salga volando y luego continuamos batiendo sin excedernos hasta integrar todo quedando una masa homogénea.
Si vemos que no se integre muy bien añadimos 1 o 2 cucharadas de aceite, pero este paso es solo si notamos la masa muy separada.
A continuación, dividimos la masa a la mitad y formamos 2 esferas, las cubrimos con papel film y refrigeramos como mínimo 2 horas. (si lo hacemos durante toda la noche mejor)
Luego precalentamos el horno a 350 ° F/180 °C y preparamos una bandeja cubierta con papel encerado mientras formamos las galletas.
Para darles forma enharina la superficie donde trabajaremos la masa para galletas y con un rodillo la estiramos hasta 4mm de grosor aproximadamente.
Con un cortador de galletas las recortamos y acomodamos con 2 pulgadas de distancia entre cada una en la bandeja para horno.
Llevamos al horno precalentado 10-12 minutos o hasta que notemos que los bordes comienzan a dorarse.
Las retiramos del horno y dejamos enfriar 5 minutos en la bandeja, para evitar que se quiebren al trasladarlas.
Luego las colocamos sobre una rejilla para que se enfríen por completo mientras preparamos el glaseado para lo que vamos a mezclar todos los ingredientes hasta que no queden grumos.
Vertemos el glaseado en una manga pastelera con boquilla redonda y fina (punta estrecha) que nos ayudará a decorar nuestras galletas de jengibre de una forma más fácil.
Por último, déjalas en reposo a temperatura ambiente hasta que notes que el glaseado ha endurecido y estarán listas para disfrutar.