Lo primero que haremos será tener listo el café y mezclarlo con la mitad del licor, es decir con ¼ de taza y la mitad de la vainilla. Reservamos para más delante.
Mientras tanto batimos el queso mascarpone con el resto del licor y reservamos también esta mezcla para integrarla con las 6 yemas de huevo que prepararemos previamente junto con el azúcar en baño maría.
Lo que haremos será batir las yemas y el azúcar en un recipiente de vidrio mientras lo mantenemos colocado sobre una olla con agua caliente sin que esta llegue a tocar el recipiente. Todo esto lo haremos a fuego lento.
Pasados unos 10 minutos tocamos con las yemas de los dedos para verificar que los cristales de azúcar se han disuelto, las yemas están un poco espesas y tienen un color amarillo más claro.
Mezclamos las yemas y el queso mascarpone hasta integrarlo bien y reservamos dentro de la nevera unos minutos.
El siguiente paso es montar la crema con la vainilla, lo haremos utilizando un recipiente frío y batiendo con varillas eléctricas, primero a la velocidad más bajas hasta que comencemos a ver que se forma surcos, aumentos la velocidad y batimos solo por 1 minuto hasta que se formen picos firmes. Si batimos la crema demasiado se nos pasará y tendrán consistencia de mantequilla.
Ahora vertemos la nata montada con la mezcla anterior de queso mascarpone y pasamos al último paso que es ensamblar el tiramisú.
Para ello mojamos de uno en uno los bizcochos en la mezcla de café mientras los colocamos en una bandeja o molde hondo haciendo una especie de base.
Colocamos encima la mitad de la mezcla que hemos preparado, y le pasaremos una cuchara o espátula para que quede pareja asegurándonos de no dejar huecos.
Encima de esta capa colocamos entonces otra de bizcochos mojados de café y licor, agregamos el resto de la mezcla de queso mascarpone que será la última capa.
Llevamos a la nevera y dejamos enfriar durante 6 horas como mínimo o toda la noche porque el tiramisú necesita tiempo para que al cortarlo tenga la textura cremosa y cuerpo firme que deseamos.
Solo después de este paso es que al final espolvoreamos cacao en polvo cubriendo toda la superficie y listo ya podremos servirlo y disfrutarlo.
Pero si quieres conocer los trucos para que este delicioso postre te quede perfecto siempre, lee a continuación las claves que me han funcionado.