Ralla o corta en trozos pequeños el queso que hayas escogido para la receta y pica la cebolla a la juliana.
En una sartén a fuego medio, coloca la mantequilla a derretir, echa un chorrito de aceite de oliva para evitar que se pegue. Sofríe la cebolla.
Luego, dora la harina con la mantequilla y la cebolla. Con mucha paciencia y de a poco, derrama la leche sin dejar de remover para que no se formen bolas, usa unas varillas de batir.
Ahora coloca el queso rallado, sin dejar de mover continuamente. Incorpórale una pizca de nuez moscada rallada. Añade sal y pimienta.
Deja cocinar por unos minutos y una vez que haya adquirido una textura pastosa, retira del fuego y deja enfriar en la nevera entre 4 a 12 horas.
Con ayuda de la manga pastelera, dale forma a tus croquetas, también puedes usar una cuchara.
Prepara para empanar y pasa las croquetas por harina de trigo, huevo batido y pan rallado.
A fuego alto acondicione la sartén con suficiente aceite, cuando esté caliente, fríe las croquetas hasta que tomen color oro.
Saca y pon en papel absorbente.
Sirva y decore.