Desalar el bacalao al menos 48 horas antes de prepararlo. Este paso es necesario porque de lo contrario la gran cantidad de sal no permitirá que puedas comerlo.
Seca los trozos de bacalao y colócalos con la piel hacia arriba en una sartén poco profunda con agua y una cucharada de aceite de oliva. Calienta durante unos minutos, pero no dejes que hierva. Esto hará que el pescado libere la gelatina.
Retira el bacalao y resérvalo en un recipiente con algunos jugos de la cocción para que se mantenga húmedo. Escurre el licor de cocción del bacalao y cuélalo utilizando un colador fino.
En una olla vierte el resto del aceite de oliva, y cocina las cebollas hasta que estén bien blandas por unos 20 minutos a fuego lento.
Corta los chiles choriceros en tiras y desecha las semillas retiradas cuidadosamente. Extrae la pulpa de los chiles con una cuchara y verterla en una taza.
Añade el puré de pimiento a las cebollas cuando estén ligeramente doradas y también el jugo de cocción del bacalao. Cocina durante unos 15 minutos a fuego lento. Sazonar con sal.
Transfiere la salsa a una licuadora y procesa hasta que logres que todo esté integrado y bien licuado.
Incorpora la salsa al pescado y deja cocer el bacalao en la salsa por unos minutos para que termine de cocinarse de esta forma.
Sirve bien calentito y disfruta.