El renacer de una tradición: El torrezno en las Fallas de Valencia

Valencia, conocida por sus vibrantes Fallas y la paella, está experimentando un renacer gastronómico en medio de sus tradiciones más arraigadas. En el corazón de esta revolución se encuentra el torrezno, que gracias a la iniciativa de David Berrojo, de la Casa Soria, ha encontrado un lugar destacado en las celebraciones falleras.

Durante los últimos tres años, la “mascletà del torrezno” ha congregado a cientos de valencianos y visitantes, ansiosos por disfrutar de esta delicia crujiente. La receta del éxito ha sido sencilla pero impactante: servir torreznos sorianos de calidad, capaces de competir en sabor y textura con los mejores bocados de la gastronomía local.

El año pasado, la demanda superó todas las expectativas, agotando las existencias. Este año, pese a duplicar la cantidad a 2.000 unidades, el furor no disminuye. Lo acompañan tapas y quintos de cerveza a precios populares, pero sin duda, el torrezno se lleva el protagonismo.

La acogida ha sido tal que otras comisiones falleras contemplan adoptar esta tradición. “Hemos puesto de moda los torreznos en Valencia“, celebra Berrojo, evidenciando el orgullo de haber integrado con éxito esta propuesta gastronómica en el calendario fallero.

Este fenómeno no es un mero capricho culinario, sino un reflejo de cómo las tradiciones se pueden reimaginar y enriquecer con nuevas propuestas. El torrezno, con su sabor intenso y textura crujiente, se ha convertido en un símbolo de innovación dentro de la celebración de las Fallas, demostrando que el respeto por lo tradicional puede convivir perfectamente con la apertura a nuevas experiencias gastronómicas.

La mascletà del torrezno es ya un hito en el calendario fallero, una cita imperdible para los amantes de la buena mesa y las tradiciones valencianas. Este éxito culinario nos recuerda que las Fallas son mucho más que arte efímero y pólvora: son también un espacio para la celebración de la gastronomía y la innovación. En este renacer de tradiciones, el torrezno ha encontrado su lugar, y Valencia se consolida una vez más como un destino gastronómico de primer orden.